Mi pobre madre no gana para
sustos: “Ahora el niño dice que se va a África
con la moto y yo me tengo que quedar aquí sufriendo ”.
Pues la verdad es que es un
destino que tengo meditado desde hace bastante tiempo y que por unas cosas u
otras nunca lo hemos afrontado. De hecho, la vez que más cerca estuve fue en el
puente de diciembre de 2020 pero como el resto de nuestras vidas, saltó por los
aires por el jodido Covid.
Después de la experiencia del año
pasado en que aproveché la semana de feria en Córdoba para irme a los Balcanes en moto, tenía
muy claro que este año iba a hacer lo mismo. Ya tengo muchas (demasiadas)
ferias encima como para que no me aporte nada nuevo otra jornada entre
borrachos y reggaeton y prefiero disfrutar un viaje en moto fuera de temporada
alta y con mejores temperaturas que en verano.
Esa fue también la conclusión a
la que llegamos el grupo el pasado verano cuando salimos y volvimos en plena
ola de calor con temperaturas infames que hacían de algo que tenía que ser una
diversión, un auténtico tormento. Para este año teníamos que cambiar fechas y
huir de julio y una cosa llevó a la otra, así que decidimos que mayo era buena fecha.
De todas formas, este año no
puedo contar con la semana completa porque tengo una comunión el primer sábado
y tengo que posponer la salida hasta el lunes, así que todo apunta a un destino
cercano y desconocido y Marruecos volvió a aparecer en el horizonte.
La acogida del plan fue diversa.
Algunos la recibieron con bastante ilusión y otros con más frialdad pero al
final estuvimos de acuerdo en que era buen destino teniendo en cuenta fechas y
distancia y me puse manos a la obra con la programación.
Este año hay varias novedades en
el viaje. Se incorporan al grupo dos amigos que hasta ahora no han viajado con
nosotros y que tampoco han hecho viajes largos con antelación más allá de rutas
más o menos largas de fin de semana, pero a los que conocemos lo suficiente
como para saber que son buenos fichajes. Por el contrario, se nos cae del
cartel Sergio que no puede encajar las fechas en su cuadrante. Esperemos no
tener que contar con la autoridad en el país vecino.
Además de eso, este va a ser el
primer viaje que haga con mi nueva R1250GSA. A fecha de salida solamente llevo
con ella unos diez días y no tengo muy claro que sea buena idea hacer esta ruta
con moto nueva, sobre todo pensando que queremos hacer alguna ruta off y tal
vez no me haya hecho todavía al peso y volumen, pero las cosas han salido así y
no nos vamos a echar atrás a estas alturas, ¿no?
Así las cosas, nos juntamos dos
joyeros, un arquitecto, un abogado, un marmolista y un médico, con cinco GS
entre 1200 y 1250 y una KTM 1290. Buen grupo para pasar una semana de moto
disfrutando del país vecino y con el plus de llevar doctor en el grupo. Un
verdadero acierto como más adelante pudimos comprobar…
Como siempre la intendencia del
viaje cayó de mi parte, correspondiéndome la elección de destinos, edición de rutas, búsqueda de hoteles, transportes y demás, aunque conté con la colaboración de Salva. Es una sensación nueva que alguien se ofrezca a las labores de organización y se agradece. No me compliqué mucho el viaje y decidí hacer
una ruta por los principales hitos turísticos y los destinos más frecuentados y
recomendados por viajeros en moto, priorizando destinos conocidos y carreteras
convencionales aunque metí en medio del recorrido una pequeña pista para
conocer también el lado agreste del país.
Con esos mimbres, después de las
necesarias puestas en común en el grupo de Whatsapp y tras un par de comidas de
fraternidad para vernos las caras todos juntos, estaba casi todo listo. Siguiendo
los consejos de un amigo de Antonio que reside en Marruecos decidimos cruzar el
Estrecho desde Tarifa hasta Tanger ya que al parecer es más rápido y cómodo y
la verdad es que el trayecto fue un suspiro.
Ya solamente quedaban temas
administrativos como la carta verde del seguro, el pasaporte con seis meses de
vigencia, gestionar un seguro de salud para el grupo o la solicitud de voto por
correo ya que las elecciones municipales nos pillaban fuera de España. Las
típicas dudas de equipamiento, qué tipo de ropa llevar, divisas, tarjetas de
teléfono y crédito, y ya estábamos casi listos para la partida y los nervios se
iban acrecentando. Se veía en las miradas y gestos nerviosos de todos que
teníamos ganas de que empezara el viaje y es que si para unos era su primera
experiencia en viaje largo en moto, para los demás era nuestra primera aventura
transcontinental con el cambio cultural e incertidumbres que ello provoca.
Al final decidimos salir el lunes
22 porque Salva tenía guardia en el hospital el día previo y además estaba el
tema de la comunión del sábado, y programamos la vuelta para el siguiente lunes
29 con los cambios de guardia y suplencias en juicio que fueron necesarios.
Ya está todo preparado. Las
maletas hechas y metidas en la moto. La bolsa de cables y dispositivos
preparada y todos los cachivaches cargados. La ropa que te vas a poner al día
siguiente preparada en la cómoda y la chaqueta, guantes y casco limpios y en
estado de revista. Le echamos un último vistazo a la moto ya pertrechada de
viaje que espera impaciente el momento de empezar a rodar. Ya sólo queda la
cena en familia, el repaso mental de todas las cosas que has cogido con la
inevitable sensación de que algo te dejas y te acuestas sabiendo que te va a
costar conciliar el sueño. Los nervios no te dejarán dormir tanto como pretendes,
pero al final caerás rendido por el cansancio. Siempre igual.
Mañana empieza el viaje.
Mañana cruzamos a Marruecos.
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